Todos los
animales tienen instintos, lo que viene a ser programas en su cerebro para
asegurar su supervivencia y la de su especie.
Los mamíferos tienen uno la mar de curioso: Las curvas
despiertan su instinto de procrear.
Cuando un mamífero huele a hembra y ve unas curvas, su instinto
es el de meter, lo que viene a ser bombear con el palo del amor para perpetuar
su estirpe. Es por eso por lo que se instauró en el pasado dejar pasar a las mujeres primero,
abrirles la puerta y empujarles la silla. Burdas excusas disfrazadas de educación para mirarle el culo a las mujeres, seamos
sinceros.
Desde tiempos
remotos, la postura estándar para la que hemos
sido diseñados, ha sido el perrito
o en ingles nivel porno doggy style. Hasta aquí todo bien, perros, cabras, ciervos, caballos y ñus respetan las tradiciones. Pero he aquí que llegan los humanos para joderlo todo. No se le
ocurre nada mejor a los monos venidos a más que caminar erguidos, por lo que el tema ergonómico del ritual previo al apareamiento se jode. El
humano mira a la altura de la cabeza y solo ve la cabeza de las hembras. Nada
de curvas ni almejas, solo bigotes sin depilar, entrecejos y eso.
Llegado este punto,
la evolución hace una cosa la mar
de curiosa con nuestras queridas mujeres. Aunque no sean lactantes, les infla
los pechos creando un culo virtual en todo el pecho, justo un pelín más debajo de nuestro
punto de mira. De esta manera la evolución pone curvas en nuestro campo visual. Cuando el macho mira a los ojos de
la mujer, hace la caída de ojos Pellicer y mira
los cocos discretamente (aunque las mujeres lo detectan al vuelo y hacen alarde
de sus bufas estirándose o untando los
brazos. Lo que vienen a ser armas de mujer) cosa que inevitablemente despierta
la pasión y en casos extremos el
muñeco.
De esto hablamos...
Aunque suene
burdo, la evolución ha puesto una simulación de culo por encima del esternón y las mujeres lo enseñan, lo que viene a ser un escote. Con el tiempo el
escote se ha trasladado al culo en lo que viene a ser un whale tail o tangazo.
Fijaos en los paralelismos curiosos de huevos. Y no vamos a entrar en labios
carnosos.
Estas son el tipo
de cosas que me queman en la garganta y tengo que soltarlas.
Un día en el comedor de la empresa, vi que existía un duelo de escotes. Las mujeres son altamente
competitivas en todo y los escotes no van a ser menos. Aunque no era el momento
apropiado, la toxica combinación de bocachancla que soy
y la confianza que tengo con ellas, (hace muchos años que las conozco) hizo que les explicara esta
teoría acabando con una frase que hizo que me
crucificaran durante un largo periodo:
-Si os pintáis un puntito de rotulador en el escote, todavía parecerán más un culo los escotes.
A partir de ahí recibí duro. Dejé de escuchar sus
hirientes palabras mientras veía a cámara lenta a mis compañeras de trabajo echando espumarajos por la boca,
rojas de ira, soltando lindezas como machirulo y demás.
No digo que no
tengan razón, pero no pude evitar
soltarlo. Ya me conocen, saben de mis defectos y virtudes. No me hablaron
durante un largo periodo de tiempo. Un par de horas, hasta que necesitaron algo
de mí.
Lo que realmente
me rebana los sesos es como serán dentro de dos mil años si el calentamiento global o una merecida
epidemia no se nos lleva por delante.
Creo que es
evidente que las piernas de las mujeres se alargarán para alinear los genitales con el muñeco o algo por el estilo, serán algo así como un muñeco raro de Tim Burton.
¿Que pensáis vosotros que pasará?
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